domingo, 26 de enero de 2014

Memoria de mis putas tristes


Título original: Memoria de mis putas tristes
Año: 2011
País: México, España, Dinamarca & EE.UU.

Dirección: Henning Carlsen
Guión: Jean-Claude Carrière & Henning Carlsen, basado en una novela de Gabriel García Márquez
Producción: Vicente Aldape, Nina Crone, Enrique Fernández, Raquel Guajardo, Norbert Llaràs, Jordi Rediu & Manuel Yebra  
Fotografía: Alejandro Martínez
Música: Jorge Navarrete
Montaje: Anders Refn 
Diseño de producción: Roberto Bonelli 
Dirección artística: Francisco Blanc
Decorados: Joaquín de la Riva & Julieta Álvarez
Vestuario: Gilda Navarro
Reparto: Geraldine Chaplin, Ángela Molina, Emilio Echevarría, Alejandra Barros, Dominika Paleta, Ofelia Medina, Olivia Molina, Marco Treviño, Rodrigo Oviedo, Evangelina Sosa, Arturo Beristáin, Tara Parra, Verónica Terán, Gastón Melo, Alfredo Sevilla, Aída Rosalba Arroyo, Iliana Arroyo Garcés, Edison Ruíz, Juan Rivero, Vania Alesia Medina Rivera, Munir Abud, Juana Rodríguez Delgado, José Santi encalada Cardoso, Pamela Cervera, Luis Cruz, Fidel Román Caro Herrera, Carlos Jesús Nuñez, Jorge Castro, Olga Noemi Herrera Castro… 

tomar conciencia de amar

¿Es posible que un danés pueda dirigir la adaptación de la novela de un colombiano en colaboración de un guionista francés en una película integrada por un reparto español y mexicano? Indiscutiblemente sí. Memora de mis putas tristes no sólo es una encantadora fábula sobre la edad y el tiempo, el sexo y el amor, sino que está contada con cautivador humor e ingenua picardía, con más dosis de sensualidad que de erotismo. Todos estos ingredientes están presentados en un romanticismo ardiente que convierte la película en un sabroso manjar salpicado de deliciosos sabores, que ya fueran celebrados en el festival de Málaga, donde se fue con el premio a la mejor película del jurado joven.

Cómo iba un escandinavo a captar la esencia del realismo mágico, pensé cuando vi La casa de los espíritus (The house of the spirits, 1993), la esterilizada adaptación que Bille August había realizado de la novela homónima de Isabel Allende. Si bien el reparto sí había sido capaces de rendir tributo a los personajes que interpretaban, como también aquí consiguen Emilio Echevarría, Geraldine Chaplin, Alejandra Barros, Evangelina Sosa y Ángela Molina, no lo conseguía el cineasta sueco, que incluso se había atrevido a escribir él solito el guión de la película. Casi veinte años después, otro escandinavo se atreve ahora con la adaptación de una novela de Gabriel García Márquez

El sexo es el consuelo que tiene uno cuando no le alcanza el amor

Si ya un danés tiene una percepción mucho más extravagante del mundo que un sueco, Henning Carlsen ni siquiera se ha atrevido a abordar en solitario la adaptación de la novela, sino que ha contado con la colaboración de Jean-Claude Carrière. Mucho más cercano al sentimiento latinoamericano, al ser él mismo francés y por extensión latino, así como con la cultura hispana, gracias a su larga y estrecha colaboración con Luis Buñuel, el más ilustre de los guionistas europeos ya se había involucrado anteriormente en otras adaptaciones románticas, como El amor de Swann (Un amour de Swann, 1984, Volker Schlöndorff), La insoportable levedad del ser (The unbearable lightness of being, 1988, Philip Kaufman), Valmont (1989, Milos Forman) o Cyrano de Bergerac (1990, Jean-Paul Rappenau).

Aficionado a La lozana andaluza (1528) y a pagar, desde que fuera desvirgado por una puta negra cuando tenía poco más de 9 años, el Sabio, un reputado y querido periodista, ha hecho del lupanar su auténtico refugio sentimental. Ahora que cumple 90 años, solicita una noche con una menor virgen, que despertará en él sentimientos que nunca había sospechado, a la vez que repasa su trayectoria amorosa. Si el tono poético resalta el realismo sentimental y las verdades del amor, los saltos temporales contribuyen a incrementar la ilusión mágica. La cálida fotografía de Alejandro Martínez aporta el ingrediente sensual, mientras que las melancólicas melodías de Jorge Navarrete, salpicadas con algún bolero y las inmortales piezas de Chopin, incrementan la dimensión romántica del relato.

Publicado originalmente en 400Films


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